Esta tarta la hice para una chica a la que le gusta mucho tomar el sol. Después de comérsela y chuparse los dedos, decidió indultar la muñeca y llevársela a su casa.
Para que se la pudiera llevar. se la puse en una peana y así poder recordar el verano en el largo y duro invierno de Andorra, donde vive habitualmente.
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